La diversidad biológica es la variedad de la vida en la Tierra, desde el gen bacteriano más simple hasta la vasta y compleja selva del Amazonas. Los seres humanos formamos parte de esta diversidad, así como los alimentos, los medicamentos, la vestimenta y otros recursos biológicos que nos sustentan.

Reconociendo la importancia de la diversidad biológica en nuestra vida cotidiana y la presión que las actividades humanas ejercen sobre el mundo en que vivimos, los países han adoptado el Convenio sobre la Diversidad Biológica, en 1992, como un marco de acción.

Desde el inicio, quedó acordado que el conocimiento científico y tecnológico jugaría un papel vital en la aplicación del Convenio. No obstante, el conocimiento especializado en gestión de la información y la tecnología varía enormemente de un país a otro. Por esta razón, el Convenio ha establecido un mecanismo de facilitación que garantice a todos los países el acceso a la información y a las tecnologías necesarias para su labor en materia de diversidad biológica.